Autismo y Discapacidad Intelectual son dos diagnósticos diferentes sin embargo algunos niños pueden tener ambos.
Recientes reportes sugieren que un 30% de los niños con Autismo tienen además discapacidad intelectual. Si bien estos datos dan algunas pistas hacia el abordaje terapéutico aún no está clara su confiabilidad puesto que los niños mínimamente verbales pueden estar en la categoría principalmente por sus retos de comunicación.
Segun especialistas de la Asociación por la Ciencia en el Tratamiento de Autismo- ASAT un niño con Autismo puede tener algún nivel de discapacidad intelectual en determinadas áreas mientras que en otras puede estar dentro de los rangos típicos. Un punto central del análisis, más alla de los test de inteligencia, está en los posibles déficits en las habilidades adaptativas. Por ejemplo, un niño con Autismo puede realizar bien actividades de percepción visual como rompecabezas, pero no puede resolver bien problemas sociales como empatía o entender las perspectivas de otros.
Generalmente el coeficiente de inteligencia se determina a través de test, si una persona tiene menos de 70 puntos se considera como Discapacidad Intelectual. Pero si analizamos cómo se aplican los test de inteligencia, notamos que gran parte depende de la interacción entre el niño y la persona que lo evalúa. Es necesario interactuar, responder preguntas, seguir instrucciones, imitar e identificar cosas expresivamente y receptivamente. Muchas personas con Autismo no tienen las habilidades que les permitan en un test demostrar sus conocimientos e incluso pueden tener comportamientos disruptivos al ser evaluados.
Siguiendo programas de terapia se puede incrementar el IQ, hemos compartido antes estudios al respecto, sin embargo la pregunta es si la terapia incremento el IQ o la terapia le permite al niño demostrar su IQ. Es por ello que los nuevos manuales de diagnóstico ya no consderan al IQ como un factor determinante sino más bien ponen en primer lugar el criterio clínico del evaluador.
Un ejemplo adicional, imaginemos a una persona que no tiene interés en las celebridades, no ve ni lee temas relacionados sobre farándula; si esa persona lee un artículo sobre las actividades de esa semana de una celebridad no entenderá mucho, no reconocerá nombres ni contextos puesto que la vida de las celebridades no está en su foco de interés. Este ejemplo extendido a las personas con autismo nos permite entender que si una persona con Autismo no está expuesta a experiencias de vida que le permitan tener una aproximación a los conocimientos que se solicitan en los test de IQ su puntuación será baja. Sin embargo si es evaluado de otra forma con situaciones reales u otras actividades a las que sí fue expuesto es posible que tenga otro resultado.
Finalmente, los especialistas sugieren considerar el diagnóstico de Discapacidad Intelectual como una lista de déficts que te permitan tener una lista de prioridades de enseñanza e intervención. En todos los casos la sugerencia es asumir que los niños tiene más potencial de lo que se cree y seguir trabajando en incrementar sus habilidades.